Ed Sheeran introduce unos ligeros pero acertados cambios en ‘x’

Ed Sheeran se ha convertido a base de trabajo en uno de los solistas masculinos más populares del momento. De empezar como cantautor en bares en su tierra natal, Reino Unido, ha pasado a ser uno de los cantantes con más tirón a nivel mundial: ha despachado más de tres millones de copias de su debut y es capaz de llenar estadios. Y no solo eso, sino que también es un compositor que va dejando huella en discos ajenos. Con todo esto, llega su segundo álbum, x, con el que debe reafirmar su status.
Ed no ha cambiado mucho la fórmula que le funcionó con +. Sigue apegado a su guitarra acústica y cantando sobre el amor desde una perspectiva a la vez juvenil y melancólica. Muestra de ello son la delicada One, en la que confiesa que aún espera que su alma gemela vuelva a él, o Thinking Out Loud, una romántica oda al amor eterno. El costumbrismo del que hace uso beneficia a sus temas, como en la sencilla pero resultona Tenerife Sea o esa Photograph con la que cualquiera puede sentirse identificado.
Como sucedía en su debut, hay momentos reservados para los sonidos más hip hop. En Nina, donde se replantea la vida que lleva como músico, quedan bien; pero en The Man, con ese rap tan blandito, no son una buena opción. Su enfado ahí no es tan creíble como la angustia que transmite en I’m A Mess, en la que se confiesa perdido y destrozado. Estas canciones más oscuras y reflexivas se aprecian como cambios, sutiles pero suficientes para que podamos hablar de cierta evolución, sobre todo en cuanto a temática.
Los cambios de sonido, por su parte, vienen de mano de los productores. El cantante ha contado con el omnipresente Pharrell en dos temas que recuerdan a los inicios de la carrera en solitario de Justin Timberlake. El single Sing supone un movimiento arriesgado con el que sale ganando gracias a su inmediatez y sus aires funky. Y Runaway queda bien resuelta con ese rollo pop-R&B. Por otro lado, ha colaborado con Rick Rubin (Red Hot Chili Peppers, Kanye West), quien ha producido la mencionada Tenerife Sea y Bloodstream, que promete más de lo que luego es en realidad. Además, ha co-producido la irresistible Don’t con Benny Blanco (Ke$ha, Katy Perry). Sin duda, está llamada a ser un hit y va a dar de qué hablar aunque sea por estar dedicada a una estrella del pop que fue infiel a Ed y jugó con sus sentimientos.
Con x, Ed Sheeran se aleja tímidamente de su imagen de cantautor y deja entrever que, si quiere, puede ofrecer algo más aparte de temas acústicos. Desde su debut, ha ganado en fuerza y ha trasladado su madurez a sus nuevos temas. Y lo mejor es que, a pesar de su éxito y de los ligeros cambios introducidos, no se ha perdido por el camino.

Nota: 7,2
Destacamos: One, Sing, Don’t
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