Justin
Timberlake nos sorprendió en enero con su vuelta a la música tras más de seis años sin
publicar nada, una eternidad en el mundo del pop. Desde FutureSex/LoveSounds,
las tendencias musicales han cambiado mucho y Justin tiene nuevos rivales
contra los que competir. Sin embargo, ha decidido seguir su propio camino en
The 20/20 Experience, que parece el resultado de alguien que ha pasado horas jugando y probando cosas en el estudio de grabación. Producido por completo junto a su colaborador habitual
Timbaland y Jerome “J-Roc” Harmon, vuelve con un disco de apenas 10 canciones
que no es tan innovador como su predecesor pero que demuestra por qué es uno de
los artistas que más se debe tener en cuenta.
Pusher
Love Girl abre el álbum con unos arreglos de cuerda elegantes y muy cinematográficos
que quedan en un segundo plano cuando el tema adopta un tono neo soul. El único
pero que se le puede poner es su segunda mitad, donde Timbaland recupera y
alarga sus archiconocidos beats. Este corte reúne los principales ingredientes
que podremos escuchar en The 20/20 Experience: un sonido maduro, cercano al
soul y con temas que superan los cinco minutos de duración. Lo avanzaba Suit & Tie, una combinación de pop y R&B sofisticado que suena a la vez retro y moderno.
No parecía un single para un “comeback”, pero con el paso del tiempo ha
demostrado que su elección fue acertada, al margen de lo gratuita que resulta
la participación de Jay-Z.
La
colaboración con Timbaland hacía temer lo peor debido al desgaste de sus
producciones. Finalmente, donde más tira de los efectos que cansaron al público es en la tribal y
mística Don’t Hold The Wall. Y no molestan. En cambio, Tunnel Vision es una producción
similar a lo que Timbaland ofrecía antes de la explosión de su sonido a
mediados de los 2000. Una notable canción que crece en intensidad.
That
Girl parece sacada de una jam session. Se trata de un excelente tema soul que
parece grabado en directo, tal y como se anuncia al principio (Timbaland lo
introduce como una actuación de JT & The Tennessee Kids). También hay lugar para la
electrónica, como sucede en la tranquila Strawberry Bubblegum o en la sexual
Spaceship Coupe, que presenta una de las mejores interpretaciones vocales del
disco.
Antes
de zanjar The 20/20 Experience con la balada intimista y por momentos
psicodélica Blue Ocean Floor, Justin ofrece el número más bailable -quizá el
único- del disco. Es la trepidante e irresistible Let The Groove In.
Con mucha percusión y saxos, llega a recordar al Michael Jackson de Wanna Be
Startin' Somethin'. Y Mirrors, con una bonita letra dedicada a su
ya esposa Jessica Biel, recupera el sonido de trabajos anteriores. Sus
sintetizadores y su producción pop atrapan desde la primera escucha.
Con su
tercer disco, Justin no tiene la intención de probar nada como hizo con
FutureSex/LoveSounds, el álbum que lo consolidó como solista por derecho
propio. Su mayor problema es la duración de los temas. Varios de ellos habrían
quedado mejor si la segunda parte se hubiera limitado a una breve coda. Aun
así, el resultado final es más que notable gracias a su cuidada producción. The
20/20 Experience es la vuelta de un Justin Timberlake clásico y maduro. Bienvenido sea.
Nota: 8
Destacamos: Pusher Love Girl, Strawberry Bubblegum, Let The Groove In, Mirrors
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