La dispersión de Nicki Minaj en ‘Pink Friday: Roman Reloaded’

El éxito que cosechó Nicki Minaj con su debut Pink Friday la ha cegado. Desde su publicación, ha pasado de ser una rapera a una estrella del pop. Todos quieren colaborar con ella, desde Kanye West hasta David Guetta. Ha colocado canciones en los primeros puestos de las listas de rap, pero también de pop. Ella lo sabe y así lo ha querido reflejar en su segundo disco, Pink Friday: Roman Reloaded. No solo el título es confuso –hace pensar en una reedición de su primer álbum- sino también el contenido. Nicki presenta un trabajo que debe contentar a todos los sectores de su público, desde los fans de sus primeras mixtapes hasta quienes la descubrieron con Super Bass. Por ello, ha dividido el tracklist según géneros. Pero una decisión que debería beneficiarla, acaba perjudicando al álbum. La falta de cohesión y de dirección artística dan la sensación de que se escuchan discos diferentes según se avanza.
La primera parte del álbum está formada por las composiciones hip hop. Sin duda, es lo más interesante de Pink Friday: Roman Reloaded. Aparte de ser el género en el que mejor se mueve Nicki Minaj, demuestra por qué es una de las mejores raperas actualmente. El disco empieza con Roman Holiday, un tema en el que presenta a su alter ego Roman Zolanski. Esto es solo una excusa para que Nicki monte un teatro absurdo e hiperactivo –tanto como su actuación en los Grammy- en el que se dedica a poner voces. Demasiadas ideas mal unidas. Una vez se acaba, llega el tramo más destacable del álbum. Las adictivas Come On A Cone y I’m Your Leader tienen estribillos llenos de “dick”, mientras que la hipnótica Beez In The Trap recuerda a los inicios de Nicki. La rapera se muestra agresiva y sin censura, algo que mantiene en HOV Lane y en Roman Reloaded, aún más violenta cuando incorpora el sonido de pistolas.
Luego viene una pequeña transición R&B. Estas tres canciones no llegan al nivel del primer grupo, pero se dejan escuchar. En Champion intenta repetir la excelente Moment 4 Life sin lograrlo, mientras que en Right By My Side quiere emular a Jordin Sparks en No Air (incluso aparece Chris Brown en ella). También está la predecible Sex The Lounge, una canción R&B cualquiera.  
Al sonar los primeros acordes de Starships, el disco empieza a decaer irremediablemente. Empieza la parte dance-pop de Pink Friday: Roman Reloaded, concedida casi en exclusiva a RedOne. No puede salir nada bueno de encadenar cuatro canciones de un productor que, a día de hoy, no deja de usar las mismas bases. Y así es. En Starships, el sueco junta todo lo que suena en las radios para hacerle un hit a Minaj. El déjà vu sigue en Pound The Alarm, donde parece que Pitbull vaya a aparecer de un momento a otro; Whip It, la perfecta continuación de On The Floor; y el dance repetitivo de Automatic. Beautiful Sinner, producción de Alex da Kid,  cierra este bloque con el mismo poco acierto. En estas cinco canciones, Nicki abandona casi por completo el rap y se dedica a cantar. Un error si se tiene en cuenta que Nicki no es una buena cantante, lo que obliga a distorsionar mucho la realidad. Durante este tramo parece que se escucha un disco recopilatorio de dance en el que las intérpretes son perfectamente intercambiables.   
No contenta con ello, Nicki decide dedicar la última parte del álbum a las baladas, de forma que pueda mostrar su lado más sensible. La intención era buena si no fuera porque todas son genéricas y puro relleno. Ya le costaría salvarlas a alguien que las interpretara bien, así que el reto es doble para Minaj. Quizá de estos cortes se salva Young Forever. Aunque Dr. Luke no le haya ofrecido su mejor composición, consigue darle cierto encanto al tema gracias a su ritmo suave y tranquilo. Para que no olvidemos que Pink Friday: Roman Reloaded es un disco hip hop, Stupid Hoe pone el punto final con el objetivo de recuperar el espíritu de la primera parte. Lo malo es que queda muy lejana y que el tema es demasiado cargante y pesado.
Nicki Minaj ha querido abarcar tanto en Pink Friday: Roman Reloaded que lo ha convertido en un disco muy disperso. El hip hop sigue mostrando a la Nicki más natural capaz de dar lo mejor de sí misma. Sin embargo, se ha centrado en otros géneros en los que encaja poco. Se ha olvidado de que, por mucho que en su anterior álbum jugara con el pop y el R&B, lo hacía combinándolo siempre con el hip hop, por lo que el resultado era mucho mejor. Aquí falla al darse por completo a otros géneros. Tampoco ayuda la larga duración del disco (19 canciones) cuando muchos temas son saltables. El álbum podría haber funcionado mejor si se hubiera quedado solo con los primeros cortes y pocos más del resto del tracklist.

Nota: 5,2
Destacamos: Come On A Cone, I’m Your Leader, Beez In The Trap
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